miércoles, 20 de febrero de 2013

Pensar en el más allá.


Todo comienza muchos años atrás, con la aparición del homo en la Tierra. Con el paso del tiempo, las especies fueron evolucionando y a la vez estinguiéndose, pero hubo una especie que demostró su superioridad, el Homo Sapiens, consiguió estinguir al homo Neanderthalensis, el Sapiens dominaba la Tierra.
Con el paso del tiempo el Homo Sapiens fue capaz de desarrollar una cultura y un lenguaje, pero ¿por qué lo desarrollaron? ¿era algo necesario?, gracias a esto consiguieron poder entenderse entre ellos, comenzaron a desarrollar el culto a dioses, empezaron a enterrar a los muertes, su capacidad aumentaba y cada vez pensaban más en las cosas abstractas, y el hombre se plantea el por qué de la muerte.
Yo pienso, que algún condicionante de la especie hace que el ser humano se plantée preguntas como la anterior, es extraño y difícil poder creer que todos los seres humanos todos tan distintos y a la vez tan iguales, puedan compartir la misma forma de pensar,  algo debe influir en ellos para llegar más allá en sus razonamientos o simplemente son preguntas que existen en ellos incluso antes de nacer.
También puede influir en el planteamiento de preguntas el egoísmo biológico de todos los seres vivos. Por ejemplo: las plantas que viven en una selva luchan por crecer lo máximo posible para que les pueda llegar la luz del sol y así sobrevivir, aunque esto suponga la extinción de otras especies. Esto demuestra que todos los seres vivos de una forma u otra somos egoístas, y nuestro egoísmo nos hace buscar respuestas a las múltiples incógnitas que rodean nuestros días.
Desde la Antigüedad hasta hoy, no ha habido soluciones para estas prandes incógnitas,"Desde ayer en adelante los grandes librepensantes no encontraron el por qué".
Con el gran desarrollo de métodos científicos, empíricos, racionales, se han podido obtener hipótesis o teorías que nos pueden servir como respuestas, pero muchas incógnitas siguen sin resolver.
Hay una necesidad del hombre de obtener respuestas, porque el ser humano ante todo es indefenso, he aquí el nacimiento de las religiones. 
Las religiones al final y al cabo, nacen de la necesidad del hombre, se han encargado de elaborar posibles respuestas en las que siempre aparece un maravilloso Dios creador, él crea el mundo, él nos cuida, él nos libra de los pecados, él nos llevará
 al cielo, etc, esto ha convencido 
a muchas personas, y gracias a esto viven tranquilos
 teniendo explicaciones del pasado, 
presente incluso en ocasiones del futuro. 
Pero ¿Y aquellas personas que somos ateas? nosotros no creemos en ese Dios creador, seguiremos viviendo con tantas preguntas sin respuesta o incluso apoyándonos en la ciencia para poder llegar a una conclusión.

Edurne T.

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