lunes, 4 de marzo de 2013

EL ARTE DE HACERNOS NECESITAR COSAS


Cuando veo la televisión, leo la prensa, paseo por las calles, consulto Internet, observo que la publicidad ocupa un lugar importante en nuestra sociedad, pero, es que además influye poderosamente en nuestras vidas, en los hábitos de consumo, creando valores y hábitos nuevos. 


La mayoría de las veces nos dejamos engañar  y convencer por los mensajes publicitarios. Cuántas veces compramos cosas que en  realidad no sabemos para que sirven, pero que “dan mucho prestigio”. Otras veces no nos planteamos  la utilidad del artículo o su precio, la cuestión es comprarlo, puesto que hará nuestra vida “mucho más fácil”. Y vamos acumulando, la mayoría de las veces sin ninguna utilidad concreta, ni necesidad, pero creemos que con ello podemos conseguir esa felicidad y confort que tanto anhelamos.

De tal manera, repercute la publicidad en las personas y en la sociedad en general, que es capaz, de modificar nuestros modelos de vida, las elecciones que tenemos que hacer, las costumbres, los valores, el consumo, las opiniones e incluso nuestros ideales. Esto nos hace llegar a la conclusión de que la publicidad es un importante agente de socialización.

Soy de la opinión de que casi siempre consumimos, no para satisfacer necesidades de supervivencia, simplemente por el hecho de consumir. A la hora de comprar se imponen las emociones, el estatus y la actitud que nos ofrece el diseño de las cosas, antes que la calidad o necesidad vital del producto.

Es tremendo lo vulnerables que somos frente a la publicidad y la publicidad sabe hacernos caer en la red de consumo, de comprar por comprar, de gastar por gastar porque sus herramientas más importantes son la psicología y la sociología y sabe perfectamente con qué gestos, colores, sonidos y lenguajes pueden convencer.

¿Qué podemos hacer frente a la publicidad? Por supuesto, tendremos que desarrollar la capacidad crítica para analizar y enjuiciar los mensajes publicitarios. También deberíamos reflexionar sobre la necesidad real de consumo y sobre los impactos o perjuicios que este exceso de consumo puede causar.

Sería muy importante que los consumidores nos interesáramos por el proceso de las cosas que compramos, si estamos o no apoyando la mano de obra barata al comprar un producto, es decir, explotación de personas de países subdesarrollados, o si estamos consiguiendo un deterioro de los recursos medio ambientales. 

Por lo tanto responsabilidad y racionalidad  frente al consumo irracional e irresponsable.













Muy bien la reflexión. Interesante.

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