lunes, 4 de marzo de 2013

KomotedigoRodrigo


Hace ya más de un año paseando sin rumbo con unas amigas por las calles de Madrid nos paramos a ver a un artista callejero que parecía divertido. Se llamaba “KomotedigoRodrigo” y sinceramente no nos defraudó, nos reímos con cada palabra que decía. La verdad que ya había visto más números bastante divertidos en otras de mis visitas a la capital que me habían entretenido durante un rato, pero esta vez no fue como las demás, después de escuchar y ver a Rodrigo no pude quitarme la sonrisa de la cara en lo que quedaba de día. Esos pocos minutos se quedaron grabados en mi memoria hasta hoy y creo que jamás los olvidaré. Seguramente se debiera principalmente a la frase que el artista dijo al terminar su actuación:


“Estoy pensando que amanece cada día con el único sentido de que todos tengamos un día más para la superación, la reflexión y las horas necesarias para ser más felices que ayer.Y si la tristeza tira de tu manta, disfrútala, aprende de ella porque lo más triste de la vida es no haber estado nunca triste; pero nunca, nunca, nunca os olvidéis de reír; porque si vosotros os olvidáis de reír, yo tendría que olvidarme de vivir”


Sus palabras me hicieron reflexionar en lo fácil que es para ciertas personas alcanzar la felicidad con tan poco, y en cambio, otras que lo tienen todo se ahogan en un vaso de agua y nunca consiguen salir a flote.
Él, que era un verdadero artista, que no tenía más remedio que trabajar en la calle quería que sus palabras llegaran al corazón de la gente y les arrancara una sonrisa, incluso parecía que solo trabajaba para ello, y por muy dura que estuviera siendo la vida con él en esos momentos se esforzaba por disimularlo y aunque no ganara mucho dinero al final de sus actuaciones, si hacía feliz por un momento al resto se daba por satisfecho, al menos eso dijo cuando pasó el bote antes de que nos fuéramos y volviera a empezar de nuevo con su show.
Creo que todos deberíamos tener presente la frase de Rodrigo y si por un pequeño contratiempo creemos tener un mal día, deberíamos simplemente aprender de ello y seguir adelante para ser más felices que el día anterior pero menos que el siguiente.
Desde ese día cada vez que vuelvo a Madrid y tengo la suerte de cruzarme con el espectáculo “KomotedigoRodrigo” no dudo en quedarme a verlo y escucharlo de nuevo, y en regalarle sonrisas a ese gran tipo que un día me abrió los ojos y me hizo ver que la felicidad puede estar en lo más simple.

Marta I.

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