miércoles, 20 de febrero de 2013

Abrir los ojos.

Nacimos creyendo que en las películas siempre ganan los buenos, que los malos siempre reciben su castigo, que si eres buena persona tendrás suerte en la vida, que los padres siempre quieren a sus hijos y que el amor es para siempre.
A casi todos cuando nacemos nos tapan los ojos con una venda para que no veamos el mundo tal y como es, pero es inevitable que a medida que vayas creciendo, esa ceguera te pase factura. Los padres sobre protegen a sus hijos, porque quieren evitar que se hagan daño para que no sufran. ¿Pero es eso lo que más les conviene a los hijos? Los padres no siempre van a poder estar ahí para ayudar a sus hijos y la vida no les va a cuidar tanto. Si no te equivocas no aprendes, si no tocas el fuego no sabrás que quema, si no te caes y te haces daño, no sabrás que tendrás que tener más cuidado. 
No nos engañemos, el mundo no es justo, los buenos no siempre ganan, a los malos no siempre se les castiga, no por ser bueno tendrás suerte en la vida, los padres no siempre quieren a sus hijos y el amor no es para siempre.
Pero después de este mundo tan duro e injusto, de que la maldad, el dolor y las tristeza estén tan presentes en nuestras vidas, existen  motivos por los que merece la pena seguir luchando día a día. Porque no necesitas tener superpoderes para ser un héroe. Hay personas que arriesgan su vida por otras personas, sin conocerlas y sin pedir nada a cambio y me parece triste que a estos verdaderos héroes no se les recuerde y sí a un señor con calzoncillos por fuera de unas mallas.
Tal vez sea más fácil vivir con los ojos tapados, pero entonces ¿habrá valido la pena vivir? Yo creo que no. Es bueno equivocarse, fallar cien veces y que a la ciento una aciertes, caerse y volver a levantarse, enamorarse y que te hagan daño; porque entonces aprenderás de tus propios errores e intentarás que no se repitan, crecerás como persona, verás el mundo tal y como es y te sentirás orgulloso de sobrevivir en él.  Puedes sufrir las mayores calamidades, pero lo fácil es rendirse, en cambio levantarse y seguir luchando es lo realmente difícil. Se tú mismo, elige bien a las personas que te rodean y disfruta cada momento como si fuera el último, vive con honor y siéntete orgulloso de ti mismo y habrá merecido la pena vivir. Porque como una vez alguien me dijo: "Las cosas no van a cambiar porque llores, así que levántate, sonríe y a seguir luchando."

Irene. P

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