lunes, 25 de febrero de 2013

"No digas: No puedo"






Esta película me pareció digna de comentar, pues al salir del cine no me quedé nada indiferente, de hecho, me dio mucho que pensar. Durante la película, hay varias escenas que son una crítica al racismo, porque Django, al ser negro, es tratado con inferioridad por los demás, incluso hasta por personas de su misma raza. Yo nunca entenderé el por qué del racismo, porque qué tendrá que ver el color de la piel de una persona con su capacidad para pensar o para gobernar un lugar, porque por supuesto, en esa época era impensable que un negro gobernara algo, aunque fuera un trozo de tierra, y ahora una persona de raza negra gobierna un país. Me alegra pensar que en algunos lugares el racismo ya se esté superando, pero me entristece ver que en otros aún no se han dado cuenta de lo injusto y poco razonable que es.
 En la antigüedad había una ley muy estricta sobre los esclavos negros que me parece atroz y sádica. Si se parasen a pensar un momento y no se dejaran llevar por la sociedad injusta de aquellos momentos de la historia, tal vez, y sólo aquellos que poseyeran una mente bastante abierta, habrían descubierto que el racismo no tiene razón de ser y que a los que habría que matar es a ellos mismos, porque qué les hicieron los negros a ellos, ¿ ser de diferente color? Eso no es un delito ni una ofensa. Si la máquina del tiempo que hicimos en el carnaval funcionara, yo viajaría en el tiempo y me llevaría conmigo una gran cantidad de pintura negra permanente para embadurnar a cada uno de los hombres blancos que se creían superiores que los demás. De esta manera, cuando despertaran todos  serían iguales y ya no sabrían quién era negro de verdad y quién no, y tal vez así se hubieran dado cuenta de la estupidez que es el racismo y de los motivos incoherentes que puede tener, porque TODOS somos iguales, y eso es algo que no debemos olvidar.

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