De pequeña, me encantaba ir al circo, pero a medida que fui creciendo no lo vivía y sobre todo, no lo veía como lo veo ahora.
Todos pensaréis que profesiones en las que la gente tiene que hacer reír al público son las más simples porque no requiere mucha dificultad. Ahora bien, para mí, es uno de los oficios más complicados de hacer porque por ejemplo, un payaso de circo tiene el objetivo de hacer reír a su público, hacer que pasen un buen rato…hacer que se animen. Y a lo que voy es que los payasos no siempre tienen un estado de ánimo positivo. Como toda persona normal, tienen sus días buenos y sus días no tan buenos… Cuando tienen días malos, le es difícil hacer reír a la gente, pero le es aún más difícil intentar mostrar felicidad en su rostro cuando esta, no existe. Es por esto por lo que pienso que el trabajo más difícil del mundo es hacer reír, por eso ser payaso no es juego. Quiero dejar constancia de que este oficio es una carrera tan difícil como lo podría ser una licenciatura en filosofía o una ingeniería, ya que pase lo que pase, estos artistas necesitan arrancar las carcajadas de personas de todas las edades, es decir, la clave está en sacarle esa sonrisa al niño que tiene un año hasta el adulto de cien, y para eso se debe tener entrenamiento, agallas y talento.
Sin embargo, la mayoría de los circos no recomiendan ir a la universidad o a las escuelas de actuación, ya que se rigen por la vieja usanza de talento innato. A pesar de eso, existen escuelas a nivel mundial especializadas en “clowning” donde les guían para realizar el trabajo de payaso profesional.
La polémica frase del líder opositor alemán Peer Steinbrueck que buscaba desacreditar a Silvio Berlusconi llamándolo “payaso”, ofendió más a los artistas que al propio ex premier italiano. “Un payaso de circo no es un tonto que uno pueda poner al mismo nivel que Berlusconi”, retrucó Bernhard Paul, director del circo Roncalli de Colonia y famoso payaso. “Es una profesión honrada, difícil, sensible y artística”, agregó. Paul, envió una carta a Steinbrueck expresando su indignación por el hecho de que utilice la profesión de payaso para “denostar a políticos de dudosa credibilidad”. “Quien ríe no hace el mal. ¿Cómo se puede comparar eso con el Bunga-Bunga?”, se preguntó en referencia a las polémicas fiestas de Berlusconi. También Oleg Popov, octogenaria estrella rusa del clown, se mostró ofendido. “Un payaso sólo puede ser llamado payaso cuando tiene la capacidad de actuar y traer alegría a la gente. Si no hace eso, yo lo llamaría más bien granuja”, afirmó.
Y para terminar, yo al igual que el payaso llamado Vázquez, pienso que mientras haya un niño para divertir en el mundo siempre va a existir el circo con su magia, su esplendor y sobre todo con ese don.
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