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Las personas están tomando asiento, el auditorio se está llenando. Mucha personas lo único que piensan es “que guay hoy nos perdemos clase” no les importa la función. Pero a esas personas que están detrás del telón, a esas sí. Porque se han pasado meses, semanas, días y horas. Ensayando y curándoselo para que ese día todo salga bien. Solo falta unos minutos y la directora nos da ánimos para que salgamos y seamos los mejores.
Llega el momento, ese en el que se abre el telón. Ya no tenemos marcha atrás, no podemos salir corriendo. La una opción es salir con la cabeza alta y darlo todo por nuestros compañero. Es nuestro momento de ser estrellas, de disfrutarlo y de ser los mejores. No importa que te saltes texto, que no te acuerdes de tu frase, que no te dé tiempo a cambiarte o incluso que no se enteren de la obra. Eso son cosas irrelevantes, cosas que pasan en el teatro. Pero lo importante es que esta y ahí arriba con los focos apuntándote en los ojos y te lo estas pasando en grande. Poder oír los aplausos, las risas, que el público disfrute.
La gente se pregunta ¿por qué lo hacen? La respuesta es por el buen rollo de tus compañeros, de los ensayos, los momentos divertidos, por sentirte importante unos minutos. Por la experiencia que mucha gente no podrá vivir.

El 24 de mayo 2013 fue la última vez que me subiré al escenario con el Grupo de teatro Paliques de Juan Miro fue un momento muy especial y no me arrepentí de formar parte de ese grupo.
Gracias Paliques. Gracias por esas lecciones de la vida, por las risas y llantos, por los sustos y los nervios. Gracias por hacer que todos esos momentos fueran especiales. Porque sois los mejores.
Nunca os olvidare ya que cierro una etapa de mi vida.
GRACIAS Y ADIOS PALIQUES.
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Una etapa que ha estado muy bien, y que nos has hecho disfrutar a los demás.
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