Para empezar, planteo unas preguntas a las que nos enfrentamos muy frecuentemente, y a las cuales no sabemos responder con absoluta certeza, bien por miedo de herir a alguien, por no decir lo que otras personas esperan que digas, o bien por falta de valor y exceso de orgullo...
¿Quién es esa persona que te conoce a la perfección, sabe como actuarás en cada momento de tu vida, tus sentimientos y opiniones acerca de religión, política, fútbol, educación, etc?
¿En quién piensas en el momento que te preguntan acerca de la persona a la que más quieres?
Me siento orgullosa de mi misma, porque soy capaz de responder a estas preguntas planteadas, y además, con firmeza y seguridad, y lo más importante...sin miedo a lo que piensen otros de mí.
Mi madre es esa persona. Ella es quien cada mañana me levanta con un beso en la mejilla, y lo que más me gusta, su preciosa sonrisa. Me la regala todos los días, ya tenga un buen o mal día, siempre recibo ese precioso regalo suyo.
Dicen, que cada uno actúa y es, según lo que vive en su ámbito más personal e íntimo, en nuestro caso, lo que vivimos en nuestras casas, además del carácter propio de uno mismo. Con esto no quiero decir que ocurra siempre, es una estimación, pero en mi caso, se cumple, ya que soy una persona muy cariñosa y convivo con alguien que se asemeja mucho a mí.
Desde niña me he enfrentado a continuas preguntas acerca de mis preferencias paternales, y con la inocencia de un niño, yo contestaba lo que sentía, y esto fue lo que hizo que mi padre se enfadara muy a menudo conmigo, exigiéndome que debía querer a los dos por igual.
Mi mayor temor, y la pregunta más planteada en mi infantil "cabecita" era: ¿soy una mala persona porque quiero más a "mami" que a "papi"? ¿Dejaré de recibir regalos por Navidad por ser mala?
Afortunadamente tuve una maravillosa persona que me hacía ver, a medida que iba creciendo, que no era mala persona, y que esa pregunta no debía hacérsele a una niña, de entonces, 6 años.
De ella he aprendido a sacar partido a la capacidad que tiene el ser humano de razonar, y de reflexionar, así como el perdonar, comprender, practicar la empatía y ser respetuosa.
Como os habréis dado cuenta, mi madre me ha enseñado todo lo que sé, y soy como soy gracias a ella. En muchas ocasiones me sigo cuestionando si soy mala por no tener en cuenta a mi padre, pero, en ese momento pienso en quien realmente soy, en quien está conmigo VERDADERAMENTE cada minuto del día, y es ahí cuando me contesto a mí misma.
Con esta reflexión acerca de mi ser, no pretendo aburrir, ni causar ofensas, simplemente he querido expresar aquello que siento desde hace mucho, y por miedo, no he tenido el valor de decir.
Y, por fin, a los 16 años, puedo gritar, alto y claro, que mi madre es una persona extraordinaria, mi ídolo, y mi referente...
María B
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¿Y cómo relacionarías este texto con la socialización primaria?
FGH
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