jueves, 6 de junio de 2013

La búsqueda de la felicidad


Uno de los resquicios de memoria infantil que me vino a la mente pensando en el tema de la felicidad fue una de las preguntas que yo les solía hacer a mis padres cuando era pequeña. ¿Cuál es vuestro mayor sueño? ¿Qué es lo que más deseáis? Yo esperaba oír algo concreto. "Un buen trabajo." "Una casa más grande." "Una familia feliz." "Conocer mundo." Pero la respuesta siempre era la misma, y nunca la que yo esperaba.

"Ser feliz." Mi 'pequeña yo' torcía el gesto como signo de incomprensión. "¿Pero cómo feliz?", preguntaba. "Pues feliz."
En aquel tiempo, mi mente no concebía la felicidad como algo a alcanzar, es decir, como un fin, sino como algo que estaba presente. ¿Acaso no hemos sido todos 'felices' de pequeños? ¿Cuando no teníamos meta? ¿Cuando vivíamos a partir del carpe diem a pesar de no tener conciencia de lo que esto significaba?


La felicidad como autorrealización, es decir, el eudemonismo, además de ser una palabra horrible, es uno de los conceptos que más me está costando tragar este último trimestre. Tengo la sensación de que es una teoría filosófica a la que le faltan muchas piezas. En la primera definición, todo es muy bonito:

"Ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano."Pero en cuanto empiezas a hacerte preguntas, y ¿qué es la filosofía sino cuestionarse cosas?, desenmarañar el problema es difícil. Para empezar, ¿cuáles son las metas propias del ser humano? ¿alcanzar las metas propias del ser humano es autorrealizarse? ¿acaso tenemos todos las mismas metas? ¿cuál es la función propia del ser humano? ¿ser felices? Entonces, el eudemonismo, ¿no es tan solo un círculo vicioso?

Dejando de lado todas estas cuestiones, pasamos a como se define la felicidad en el eudemonismo.
"Es un bien suficiente por si mismo, de manera que quien lo posee ya no desea otra cosa." Mentira. ¿Acaso nuestra mente, nuestra imaginación, nuestras proyecciones de futuro no alimentan nuestra ambición y nos hacen conjurar más y más anhelos y deseos?


La felicidad no es un fin, sino un camino. No hacemos las cosas para ser felices, sino que somos felices mientras hacemos las cosas, dado que las acciones se realizan por sí mismas y tienen el fin en sí mismas. Si la felicidad es una meta, pero las acciones que tienen el fin en sí mismas, es decir, que no tienen destino, son las más perfectas... ¿qué es la felicidad sino una meta inalcanzable?

Paula D.





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Seguro que si Aristóteles "levantar la cabeza" le encantaría leerte. La felicidad como fin, pero fíjate como fin "absoluto" no relativo (para alcanzar otros fines): Buscamos la felicidad haciendo, en el hábito, siendo felices.

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