Es en ese instante, cuando te das cuenta que aquello por lo que has podido estar preocupado, por una mala nota, una llamada de atención, etc, no merece la importancia que le estás dando.
Desde que somos pequeños, aprendemos a relacionarnos con los demás, a saber como jugar o hablar en determinados grupos, y a hacernos valer por lo que somos. Sim embargo, hay personas que no gozan de tal virtud, la de ser capaz de dirigirte por primera vez a una persona desconocida y pronunciar un número de palabras inferior al que contamos con los dedos de una mano.
Desgraciadamente para aquellos que sufren la ausencia de tal honor, la vida les depara una cuestas algo más resbaladizas y costosas que a los demás.
Se de conocidos con grandes problemas de socialización, a los que los nervios atacan solo con saber que van a tener que posar su mirada en gente a la que nunca ha visto.
Por toda esa gente a la que vemos sufrir, es por lo que debe la sociedad luchar, por regalar algo tan sencillo y humilde como una sonrisa, o una mirada cálida y amistosa...¿Qué nos cuesta acercarnos a alguien que está en ausencia de compañía y ofrecerle un rato agradable entre nuevos amigos?
Estoy convencida de que podemos conseguir un mundo mejor ofreciendo la ayuda a quienes más la necesitan.
¿Os dais cuenta? No solo hablamos de ayuda para referirnos a aquellos que se encuentran viviendo en extrema pobreza y a miles de kilómetros de nosotros, sino también a la gente que está a 2 metros y cuyo principal problema es la angustiosa soledad.
Dile: "No estás solo", y dibújale una sonrisa.
María B.
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