Tiempo, fiel compañero de viaje que nos acompaña incluso cuando queremos perdernos solos, nos guia cuando no sabemos a donde ir, nos empuja a seguir adelante siempre y sobre todo nos lleva de la mano a nuestro fin.
A la hora de temer algo, todos tendemos a temer a la muerte o bien propia o bien ajena, esa fría dama oscura que se oculta tras la vida y que nos iguala a todos, pero esta no es más que el verdugo de quien realmente nos consume, de quien no agota, del tiempo.
Él impasible ante cualquier adversidad vigila como nuestra vida pasa, día tras día, año tras año. Y va borrando las cenizas de nuestra existencia sumiéndonos en el olvido eterno. Pero también, como buen compañero de viaje, nos ayuda a avanzar en este camino tenemos por recorrer ya que el nunca se para sino que nos fuerza a dar siempre y paso adelante sin poder retroceder, nos trae buenos momentos y nos hace olvidar aquellos sin importancia, y sino, recordad el dicho de “el tiempo todo lo cura”
A la hora de temer algo, todos tendemos a temer a la muerte o bien propia o bien ajena, esa fría dama oscura que se oculta tras la vida y que nos iguala a todos, pero esta no es más que el verdugo de quien realmente nos consume, de quien no agota, del tiempo.
Él impasible ante cualquier adversidad vigila como nuestra vida pasa, día tras día, año tras año. Y va borrando las cenizas de nuestra existencia sumiéndonos en el olvido eterno. Pero también, como buen compañero de viaje, nos ayuda a avanzar en este camino tenemos por recorrer ya que el nunca se para sino que nos fuerza a dar siempre y paso adelante sin poder retroceder, nos trae buenos momentos y nos hace olvidar aquellos sin importancia, y sino, recordad el dicho de “el tiempo todo lo cura”
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