martes, 28 de mayo de 2013

LA COMIDA POR LA BORDA


Tenemos leyes que fija la Unión Europea y que tratan de proteger a las especies en peligro de extinción o a las capturas que son demasiado pequeñas. Multan a los pescadores que llegan a desembarcar con este tipo de carga en las lonjas. A primera vista esta Ley parece muy justa con el medio ambiente, sin embargo está teniendo un efecto contrario al que se pretendía.
Creo que aproximadamente el 10% de la flota pesquera de España  es de arrastre. Esta técnica consiste en echar al mar unas redes enormes para recoger todo lo que encuentra a su paso por los fondos marinos de forma indiscriminada y sin tener en cuenta especies protegidas, ni los tamaños. Entre la carga a veces hay tortugas marinas, estrellas de mar, rayas etc. Y aunque hay límites para pescar piezas de una determinada especie,  muchas veces los pescadores no controlan la variedad que están capturando y tienen que devolverlos otra vez al mar pero en pésimas condiciones, la supervivencia es muy baja o nula. Creo que cuanto más grandes son las embarcaciones más devastadoras pueden ser las técnicas que usan. Las dimensiones de las redes  son kilométricas y capaces de arrastrar corales que han estado en el mar cientos de años. Yo pienso que pescando de forma artesanal y usando métodos de pesca selectivos el despilfarro sería más bajo, se cree que menos de un 3%.
Actualmente, cuando tienen toda la carga a bordo del barco,  los pescadores están obligados a hacer un descarte y librarse de todo aquello que no tiene salida en el mercado y no interesa porque no da dinero. Sólo se conserva cierto pescado, algunas partes del pez o aquellos crustáceos que tienen valor comercial. Por ejemplo si hay cigalas solo se quedan con las colas y el resto lo tiran al mar. Es vergonzoso que los consumidores seamos tan caprichosos y solo queramos algunas especies bien por su sabor o porque tienen menos espinas o simplemente porque está más de moda comer cierto pescado. Estoy de acuerdo que hay muchas variedades que no son conocidas comercialmente pero no por ello dejan de ser aptas para el consumo. Los pescadores saben que en las lonjas no tendrían ninguna aceptación y los vendedores acabarían perdiendo dinero y  además serían multados por la Unión Europea al infringir las leyes, si se los quedaran.
Yo creo que una solución sería dejar que los trabajadores de las lonjas pudieran quedarse con el excedente de pescado que les llega y no se haya podido vender. El problema es que sus jefes creen que haciendo esto, sus empleados pueden hacerles una competencia desleal volviéndolo a vender, así que les obligan a rociar todo el pescado de descarte con un líquido que es nocivo para la salud y luego tienen que deshacerse de esa mercancía. Desde las lonjas salen toneladas de pescado inservible con el que se hacen harinas para alimentar a otras especies de animales que son herbívoras. Las harinas de pescado, se usan en otros países como sustituto de la harina de maíz o trigo para pan y bollería, aunque esto no sea nada sano. Hay algunas ONGs que ya han conseguido negociar con pescadores para llevarse estos peces a centros donde dan de comer a personas sin recursos. 

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