miércoles, 8 de mayo de 2013

LO QUE NO VEMOS

Tras un largo día andando por las calles de Madrid uno se da cuenta de la grave situación en la que se encuentra sumergida España. Sobre todo, cuando vas en el metro y se acerca un señor diciendo a todo el vagón que lo siente por las molestias, pero que tiene que contar una historia. Este decía que tenía una hija de dos años y que apenas podía verla ya que le habían embargado la casa, por lo que en esos momentos estaba viviendo en la calle. Además, los servicios sociales se querían llevar a su hija, y si no fuera por sus padres (que se encargaban de ella) su hija en esos momentos se encontraría en una casa de acogida. Toda esta historia la contaba con el fin de que la gente le comprará un paquete de clínex y así conseguir algo de dinero para poder comer.


Así, podría seguir contando innumerables casos de familias que se han quedado sin hogar y han tenido que irse a casa de sus familiares para poder subsistir. Lo malo, que a veces los propios familiares también están inmersos en la crisis y no les pueden ayudar. En el peor de los casos, estos acaban en la calle.


La calle, para ellos pasa de ser un retiro donde poder acudir tranquilamente, dar un paseo, ir al parque con sus hijos, etc; a ser un lugar donde se tienen que buscar la vida para poder comer algo al finalizar el día, pasa a ser su “peor enemigo”. 
En un reportaje de callejeros, un vagabundo decía que la calle para él era como si viviera en un psiquiátrico, ya que continuamente le hacía pensar en todos los errores que había cometido a lo largo de su vida para acabar viviendo en la calle. Algunos terminan en las aceras debido a que en su vida pasada estaban enganchados a las drogas, al alcohol, etc. Sin embargo otros, por decirlo de alguna manera, no han “elegido” acabar ahí , como por ejemplo los inmigrantes que vienen a España pensando que van a encontrar un empleo, y en vez de eso, lo único que encuentran son unas larguísimas colas para apuntarse al INEM.





Parece mentira que en un país desarrollado, como es España, halla seis millones de parados.   Prácticamente una vez a la semana voluntarios  de todos los lugares del país  recogen alimentos y se los dan a las familias que se encuentran en una mala situación económica. Gracias a estas ayudas pueden tener comida que la racionan para que les dure  durante una semana o un mes.

Todas las personas que tenemos un hogar, una cama donde poder dormir, comida en el plato, calefacción… tendríamos que dar las gracias todos los días por la cantidad de cosas que podemos disfrutar, y en vez de quejarnos porque no tenemos el último móvil que ha salido al mercado, deberíamos pensar en todas aquellas personas que ni si quiera pueden hablar con sus propios hijos o simplemente en aquellas que no tienen un techo donde poder cobijarse.

Cristina R.

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