domingo, 5 de mayo de 2013

La superficialidad en un bote.

Tras ver en la televisión miles y miles de anuncios sobre cremas anti-edad y rejuvenecedoras milagrosas hay personas que acaban creyendo que estas cremas hacen estos tipos de milagros, pero, ¿es eso cierto?, además, ¿cómo se puede crear un producto que evita algo inevitable?
Hoy en día el mundo de las cremas anti-edad está estrechamente relacionado con la ciencia, por ello, en muchos casos estas cremas funcionan, y no necesariamente las más caras son las que mejor resultado dan, al contrario de lo que nos hacen creer a través de la publicidad. El hecho es que ninguna crema, por muy buena que sea, es capaz de rejuvenecer a una persona, ya que esto sólo sería posible si utilizáramos una máquina del tiempo. Al cabo de unos años he ido comprobando que cada vez son más los anuncios de estas cremas y cada vez son más las mujeres mayores que están en las tiendas preguntando por estos productos maravillosos, tal vez esto tenga algo que ver con que el mundo cada vez se hace más superficial...
Analizando esta situación, he llegado a una conclusión: la edad es inevitable, por muchas cremas que te eches, por mucho quirófano que pases, la edad la sigues teniendo. 

Estas personas que no aceptan su edad, en realidad no se aceptan a sí mismos, ya que sino se darían cuenta de lo mucho que valen y que no les hace falta tener la cara estirada para ser más atractivos.
Dentro de este tema, cabe destacar esas personas que no aceptan su propio color de piel. Se ha hecho un estudio sobre esto, y el resultado ha sido que la gran mayoría de los famosos que son morenos de piel o negros, gastan unas excesivas cantidades de cremas blanqueadoras. El mayor ejemplo de esto fue Michael Jackson, el rey del pop, que no se dio cuenta de que para ser el rey no hace falta ser blanco.
En fin, esto y muchas cosas más me hacen pensar que este mundo en el que vivimos es pura fachada y que lo de dentro importa más bien poco, cuando debería ser al contrario.




Irene Sánchez Díaz,
1º BACH C

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