martes, 28 de mayo de 2013

¿Realmente somos libres?


Vivimos en un mundo libre y, se supone, que tenemos la libertad de elegir lo que queremos pensar, ser o hacer, es decir, todos poseemos nuestra libertad interior la cual decidimos qué hacer con ella. La realidad es que vivimos en un mundo muy condicionado influenciado por los medios y por la gente. Tendemos a hacer o creer lo mismo que lo que cree otra gente.

Parece como si no nos gustara usar nuestras mentes, solo seguimos al líder. Los “famosos” están vendiendo lo que ellos piensan, utilizando los productos que a ellos les gustan y nosotros solo estamos siguiéndolos. Libertad, no es ya la misma palabra; su significado está cambiando.

Entendemos por libertad a la capacidad que tiene el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida. Siendo responsable de sus actos. Pero, a día de hoy, la gente ya no obra según su propia voluntad, simplemente, simpatiza con alguien y a partir de entonces le sigue y le empiezan a gustar todas sus opiniones y se deja influenciar por ellas, algunas veces, simplemente porque las piensa la otra persona y por eso le gusta a él también.

Cada vez el ser humano se va convirtiendo en un ser más heterónomo, dependiente de otras personas para formarse a sí mismo.

Yo pienso que cada uno debemos ir cogiendo lo que más nos gusta de cada persona que vamos conociendo, quedarnos con lo bueno y desechar lo malo, pero también pienso que es necesario, de vez en cuando, pensar algo por nosotros mismos, ir forjando nuestra forma de ser y nuestro carácter dependiendo de lo que nosotros pensamos por lo que vamos comprobando a lo largo del tiempo, pero nunca debemos tener un pensamiento acerca de algo simplemente porque otra persona lo tenga. El pensamiento de otra persona nos puede gustar, pero debemos interiorizarlo, hacerlo propio, reflexionar sobre ello.

Las personas que saben cómo pensar por sí mismas son realmente libres e independientes, son personas autónomas que no necesitan a nadie para crear su forma de ser y su pensamiento. Son las personas que demuestran una completa madurez, una buena personalidad y de las que al final más se puede aprender.


Yo soy libre para pensar, hablar y actuar por mí mismo y tengo la libertad de equivocarme y aprender de ello.



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